Glaciar Torrecillas, paisaje milenario

El Glaciar Torrecillas es un sobreviviente de la última glaciación y portador de 24 mil años de majestuosa existencia. De imponente blanco, a su alrededor, se expande la inmensidad multicolor del Parque Nacional Los Alerces, protegido como patrimonio mundial desde hace tres años. Unos 60 kilómetros al sureste, la ciudad de Esquel es su más importante referencia urbana.

Sobre una montaña de 2253 metros, una de las más altas del Parque Nacional Los Alerces, el glaciar Torrecillas se despliega como un manto blanco y helado que atraviesa las nubes. Al tener su cara al sur, recibe menos luz solar y es por ello que se conserva su formación glaciaria. Desde el lago, conmueve la imagen de una inmensa pared frontal de casi 200 metros, de impoluto blanco en la cima, contaminada de puntillado verde mientras va acercándose a la base. De alguna manera, el glaciar es el gran creador de todos los paisajes que lo escoltan.

El traslado hasta el lugar supone, en tiempos normales, largas horas de traslados en vehículos, caminatas y navegación. Como recompensa, un cúmulo de postales inenarrables conmueve año tras año tanto a turistas que arriban desde lejanos horizontes como a habitantes de la región, que desconocen este diamante en bruto que habita como vecino milenario.

Hielos con historia

La preservación del Torrecillas y de todos los glaciares del país, está contemplada desde 2010 por la Ley Nacional 26639 de Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial. Esta norma los reconoce como “reservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas; además para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo turístico”.

Entre otros atributos, se reconoce que los glaciares cordilleranos son “reservas estratégicas” de agua para las zonas bajas adyacentes y gran parte de la diagonal árida del país. Su contribución al caudal de los ríos andinos, deviene en volúmenes significativos de agua de deshielo a la escorrentía, colaborando con la tarea de minimizar el impacto de las sequías en las actividades socioeconómicas. Cabe destacar que, en el mundo, la reserva del 75 por ciento del agua dulce se encuentra en estado sólido; justamente, en los glaciares.

Todos los colores

El glaciar Torrecillas se halla en una zona de transición entre el bosque andino patagónico y la selva valdiviana, en la que la diversidad paisajística muta con las estaciones, ofreciendo postales inenarrables de majestuosa y dinámica belleza.

Cuando acaba el invierno y el calor todavía no es tan intenso, en el camino se muestran en flor al menos tres especies de orquídeas, los notros explotan en rojos y los árboles de tineo, propios de la selva valdiviana, exponen sus flores que del blanco mutan al rojo de manera espectacular.

Entre abril y mayo, antes de que arrecie el mayor frío, los hongos crecen en el bosque, entre coihues y tineos. Se disfruta de la vegetación rastrera, ya que la humedad se encuentra en su máxima expresión. Y hacia arriba, el bosque de lengas se impone, cuyas hojas rojas bañan las esmeraldas aguas de la laguna con sus flores rojas, componiendo pátinas incomparables.

El paisaje blanco del invierno es imponente, ofreciendo como postal impensada a la laguna congelada. No se distingue el fin del principio del glaciar entre tanto blanco. Al descongelarse la laguna, un centro residual de hielo se irá achicando mientras el resto va recuperando su turquesa habitual, en una progresión fastuosa.

El lago es el gran protagonista del verano, esplendoroso bajo la acechanza de los soles más intensos. A su alrededor, la paleta de colores explota, con el glaciar como persistente guardián del ecosistema, blanco custodio en las alturas.

Perla invaluable

Testimonio vivo de un tiempo en que todo fue blanco, sobreviviente del fin de la glaciación, cada año amenazado por el calentamiento que impone el desarrollo global de la presencia humana. Altivo, entre los verdes, emblema del Parque Nacional Los Alerces brilla el Glaciar Torrecillas, perla invaluable sobre el paisaje de bosque andino patagónico y selva valdiviana, como ancestral guardián protector.

Si te interesa saber más del Parque Nacional Los Alerces, te recomendamos leer: “Reabrió el Parque Nacional Los Alerces“, “¡Descubrí Chubut con esta increíble propuesta!” y “Safari fotográfico en Esquel, todos los detalles“.

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