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Safari fotográfico en Esquel, todos los detalles

Safari fotográfico en Esquel, todos los detalles

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Para el safari fotográfico, Esquel es un paraíso que se está empezando a descubrir. Su flora y fauna particular deslumbran por su diversidad a los visitantes que buscan experimentar la naturaleza silvestre.

La ciudad está ubicada en un ambiente de ecotono, punto medio entre el húmedo bosque andino patagónico y la estepa. Cerros y espejos de agua armonizan la convivencia, dotando a Esquel de una singular diversidad de especies residentes y migrantes. Algo que no se repite en otras localidades de la región.

Durante el año, la vida silvestre muta con la llegada de cada estación. Por eso, Esquel ofrece novedades permanentes para los gustosos del avistaje y actividades del ecoturismo.

Senderos trazados

Cualquiera puede salir a caminar, con sus binoculares y su cámara a recorrer lugares para hacer avistaje. Sin embargo, en Esquel hay guías especializados que vienen trabajando hace unos años en el diseño de recorridos que permitan acercarse a la vida silvestre. Existen salidas de una o dos jornadas, una semana e incluso quince días.

Para quienes centran su mirada en las aves, de octubre a marzo está la posibilidad de acceder a excursiones de jornada completa. Allí podrán conocer la diversidad de aves que conviven entre el bosque andino patagónico, el ecotono, la estepa, el humedal y la alta montaña.

Cada año también se ofrecen safaris fotográficos estacionales de cinco días en los que se recorren 1200 kilómetros en camionetas 4x4. Se recorre la transición bosque - estepa.

Estas salidas se realizan tanto en primavera como en otoño e invierno, permitiendo de esa manera observar la evolución anual de las especies, las adaptaciones para sobrevivir y los cambios que se producen en el paisaje.

Estas excursiones extensivas tienen por objetivo contar con el tiempo necesario como para que el reloj no obture la tarea de la observación, priorizando los horarios de luz natural para capturar las mejores postales. En la unión de los océanos, se recorren ambientes contrastados de bosques, volcanes, glaciares colgantes, con la selva valdiviana en el oeste y la árida costa Atlántica en el Este.

Caminos de ripio secundarios llevan a sitios poco visitados y paisajes vírgenes que, fuera de los circuitos turísticos habituales, ideales para los viajeros exploradores. Aunque también pueden conocerse los puntos más característicos: el Parque Pumalin en Chile, el Parque Nacional Los Alerces, Piedra Parada y la Bahía Bustamante, entre otros atractivos.

El tesoro de la diversidad

El carpintero gigante, aquel que fue popularizado como “pájaro loco”, por el dibujante Ben Hardaway (que también dibujara a Bugs Bunny y el Pato Lucas); es una de las especies más buscadas por los visitantes que arriban a Esquel.

El carpintero gigante mide unos 35 centímetros y es el más grande de Sudamérica. Tiene un canto característico y a veces es posible llamarlo, golpeando con una piedra un árbol para imitar su pico.

Prefiere los árboles añosos, ya que al estar más podridos, se le vuelve más accesible escarbar los huecos. El macho tiene cuerpo negro y la cabeza roja con el típico copete del dibujo animado. La hembra es toda negra, con un dejo de rojo sólo en la base del pico.

También puede verse el loro del bosque, denominado cachaña, que es la cotorra más austral y primitiva del mundo. O flamencos, inimaginables para muchos en zonas que no tengan climas tropicales.

Además, en el recorrido de safari fotográfico por Esquel, llama la atención el aguilucho andino en la alta montaña, ave escasa y exclusiva de la cordillera patagónica.

Sin dudas, otra de las especies características que también es demandada por los gustosos del safari fotográfico es el cóndor. Este ave singular de la Patagonia anida en la cordillera y puede recorrer hasta 600 kilómetros en un mismo día para alimentarse.

Cada zona tiene sus ventajas para la observación. En la estepa, los arbustos miden menos que una persona, por lo que el registro fotográfico es más accesible. El bosque andino patagónico, en tanto, con su frondosa e irregular geografía, ofrece postales más vistosas.

La intransferible experiencia de mirar

Por Esquel también arriban visitantes que disfrutan de ver la vida silvestre sin cámaras.

Hay una amplísima gama de observadores, motivados por diversos intereses: curiosidad, registro fotográfico, cuidado ambiental o la contemplación de la naturaleza.

Hay visitantes extranjeros principalmente, aunque progresivamente van arribando observadores del resto del país, especialmente de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y La Pampa.

Los guías acompañan a los contingentes, transmitiendo sus saberes y facilitando la tarea de cada excursionista. Hay un objetivo que subyace en cada salida, el de ayudar a tomar conciencia ambiental a partir de la belleza del entorno y de cada una de las especies. Se confía en que el hecho de conocer la vida y el comportamiento de las especies, ayuda a cuidarlas.

Si te interesó el safari fotográfico en Esquel y querés saber qué otras cosas podés hacer en el destino, te recomendamos leer: "La cocina del “Kurantö”, sabor ancestral de Esquel". "El Alerce Abuelo y La trochita: Dos impresindibles en Esquel". "Vuelve el Huemules Challenge".

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