Ciudades como Paraná tienen un gran abanico de oportunidades para ofrecer al turismo interno. A continuación, una guía para todos los gustos y bolsillos.
A pocas horas de Buenos Aires, el destino es una interesante parada multi segmento. Sea un grupo de amigos o una pareja, la ciudad cuenta con una amplia gama de actividades para realizar y disfrutar.
Lo primero a tener en cuenta, y que todo viajero debería saber, es que Paraná posee todo tipo de alojamiento, desde casas y cabañas, hasta hoteles y estancias. Y eso sí, con precios para todo tipo de gustos y bolsillos, por ende la cuestión alojamiento está resuelta.
Una vez en tierras paranaenses, el turista podrá disfrutar, por ejemplo, del río homónimo, ideal para la práctica de cualquier actividad náutica: kayak, piragua, bote de remo, gomón, lancha, yate, velero, windsurf y ski acuático, entre otras. Ahora bien, si la idea pasa por el relax y no tanto por el deporte, en la costanera baja se podrá acceder de forma libre y gratuita a las instalaciones del Balneario Parque Municipal: una prolongada extensión de arenas blancas con sectores arbolados donde se encuentran churrasqueras, mesadas y bancos, servicio de cantina, sanitarios y guardavidas.
En ese plano, cómo desaprovechar la oportunidad de meterse de lleno en la pesca deportiva, la cual ve enriquecida por la diversidad de especies y los eventos que se organizan.
Además, resulta imposible hablar de Paraná y no mencionar su gastronomía autóctona: el asado criollo y el asado con cuero; la cocina en base a pescado fresco a lo largo de la costa del Paraná y el Uruguay; el tradicional alfajor entrerriano; las tortas fritas o asadas en cualquier puestito de pueblo; los productos en base a nuez y miel; el licor de yatay; los dulces y escabeches; los salames, fiambres, chacinados y quesos. Dicho esto, solo resta armar el bolso y… viajar.