La icónica Ruta 66 cumple 100 años y Estados Unidos la celebra con una vitalidad que la devuelve al centro de todas las miradas. El aniversario no solo pone en valor su historia, sino que impulsa la revitalización de la legendaria “Carretera Madre”, un recorrido que vuelve a enamorar a viajeros de todo el mundo. Museos, atracciones, tradiciones y sabores se suman a esta gran fiesta que recorre casi todo el país, invitando a redescubrir uno de los caminos más famosos del planeta.
La Ruta 66 siempre fue sinónimo de libertad, pero hoy también es un paseo cultural y gastronómico lleno de nuevas experiencias. A lo largo de sus míticos kilómetros conviven viejos diners que mantienen viva la estética de los años dorados con modernos mercados gastronómicos pensados para el viajero actual. La demanda por los road trips sigue creciendo y, para acompañarla, Brand USA se unió al Departamento de Transporte en la iniciativa Great American Road Trip, que destaca más de 250 lugares imperdibles en rutas emblemáticas de todo el país, incluida esta joya centenaria.
A lo largo del camino abundan los museos y atracciones que cuentan su historia y alimentan la nostalgia. En Pontiac, Illinois, el Route 66 Hall of Fame and Museum ofrece un repaso visual de su pasado y un mural perfecto para una foto obligada. Misuri suma un sinfín de paradas curiosas; Kansas, en apenas 21 kilómetros, sorprende con joyas históricas como el Marsh Arch Bridge. En Oklahoma, el Oklahoma Route 66 Museum revive la época del Dust Bowl, mientras que el famoso Blue Whale of Catoosa se mantiene como uno de los íconos más fotografiados.
En Texas, el Cadillac Ranch deslumbra con su colección de autos enterrados en el desierto, y en Santa Rosa, Nuevo México, el Route 66 Auto Museum rinde homenaje a los clásicos del camino. Más al oeste, Arizona despliega uno de sus mayores tesoros: el Bosque Petrificado, el único parque nacional que incluye un tramo original de la ruta. Allí también esperan atracciones inolvidables como el Jack Rabbit Trading Post, la esquina inmortalizada por los Eagles en Winslow y varios museos dedicados a la historia del viaje por carretera. California corona el recorrido con un final cinematográfico: el muelle de Santa Mónica, donde el icónico cartel “End of the Trail” marca el cierre del viaje frente al Pacífico.
La Ruta 66 también seduce con alojamientos que son parte del viaje. Desde el Wigwam Motel en Arizona, con sus habitaciones en forma de tipi, hasta el estilizado Americana Motor Hotel y los hoteles históricos de Oklahoma City y Amarillo, cada parada suma una historia diferente. Tulsa ofrece habitaciones temáticas llenas de detalles, y en Amarillo, The Barfield combina arquitectura centenaria con hospitalidad moderna, aportando una cuota extra de encanto a la experiencia.
La gastronomía es otro de los grandes motores del recorrido. Chicago marca el inicio con el clásico Lou Mitchell’s, que sirve desayunos todo el día desde 1923. En Tulsa, el Mother Road Market reúne sabores del mundo en un mercado vibrante. El Rock Café, en Stroud, conserva el espíritu de los diners de los años 30 e inspiró a uno de los personajes de Cars. En Victorville, Emma Jean’s Holland Burger Café mantiene viva la cocina casera que enamora a generaciones. Y llegar a California es llegar también a Mel’s Drive In, un diner icónico donde se respira nostalgia de la Ruta 66 y se celebra su espíritu viajero.
El centenario de la Ruta 66 no solo homenajea a la carretera más famosa del país: invita a vivirla como nunca. Es volver a sentir el encanto del viaje lento, del paisaje que cambia con cada kilómetro, de los encuentros espontáneos y de las historias que se escriben sobre el asfalto. Hoy, más viva que nunca, la Ruta 66 recuerda que algunas aventuras no envejecen: simplemente se vuelven inolvidables.