En el extremo oriental de Madeira se encuentra el Dreams Madeira Resort, Spa & Marina, un cinco estrellas que combina confort, elegancia y una ubicación de película. En este escenario, John Huston rodó parte de su legendaria búsqueda de Moby Dick, y hoy invita a los viajeros a vivir su propia aventura entre paisajes oceánicos y experiencias de bienestar inolvidables.
Hace siete décadas, el legendario director John Huston reconocía en sus memorias que Moby Dick había sido “la película más difícil” de su vida, una experiencia tan desafiante como la propia novela de Melville. En su búsqueda de la mítica ballena blanca, el rodaje lo llevó por las costas de Irlanda, Gran Canaria y Madeira, donde finalmente logró filmar las impactantes escenas de caza en alta mar. En aquellas aguas portuguesas, hombres en pequeñas embarcaciones se enfrentaban a la furia del gigantesco cetáceo, dando vida a uno de los momentos más recordados del cine. Hoy, setenta años después, esa misma bahía de Caniçal es un santuario de paz, hogar de ballenas y delfines, y un destino de lujo para quienes buscan la armonía entre naturaleza y bienestar.
Desde el aire, Madeira se revela como una lengua de lava que se adentra en el Atlántico: la Ponta de São Lourenço. En la base de esa península de casi nueve kilómetros, el Dreams Madeira Resort, Spa & Marina se levanta como un pequeño paraíso costero, con sus casas blancas, su faro, su capilla y su puerto desde donde zarpan los barcos que salen al encuentro de los cetáceos. Un rincón fascinante donde la historia, el cine y el lujo se entrelazan frente al océano.
Visto desde el aire, podría parecer un tranquilo pueblo pesquero, pero al llegar a tierra se revela como un exclusivo hotel cinco estrellas diseñado para disfrutar del descanso en su máxima expresión: sin ruidos, sin tráfico y sin contaminación. Inaugurado en octubre de 2024 bajo los estándares de excelencia de la Inclusive Collection de Hyatt, el establecimiento cuenta con siete restaurantes de alta gastronomía, una playa privada, cuatro piscinas -una de agua de mar y otra exclusiva para adultos-, un parque acuático infantil y un completo spa con circuito de hidroterapia, sauna y tratamientos de Natura Bissé.
A todo ello se suman un gimnasio totalmente equipado, propuestas de entretenimiento para todas las edades, una iglesia donde se celebran bodas y un puerto desde el cual es posible descubrir la belleza de esta costa atlántica. Un escenario ideal para relajarse frente al mar y bajo uno de los cielos más despejados del planeta, en un entorno que bien podría haber inspirado a Herman Melville para escribir su célebre obra.
El resort cuenta con 366 habitaciones amplias y luminosas, todas con balcón o terraza privada. Algunas ofrecen vistas a los jardines, mientras que otras se orientan directamente hacia el océano Atlántico. La decoración, inspirada en los paisajes naturales de Madeira, transmite serenidad y confort. Además, dispone de apartamentos y villas familiares con capacidad para hasta seis personas, algunas de ellas equipadas con piscina privada.
El alojamiento opera bajo el concepto Unlimited-Luxury, que garantiza una experiencia todo incluido con desayuno, almuerzo, cena, bebidas ilimitadas, minibar reabastecido a diario, servicio de habitaciones y acceso libre a los cinco restaurantes a la carta. Para quienes buscan un nivel superior de confort, el Preferred Club ofrece beneficios exclusivos como horarios de check-in y check-out flexibles, acceso al spa, traslado a Funchal y detalles personalizados que elevan la estadía a una experiencia verdaderamente distintiva.
Más allá del resort, Madeira despliega todo su encanto natural y cultural. Desde la vibrante ciudad de Funchal, con sus tradicionales bordados, vinos y dulces, hasta los bosques de laurisilva y los imponentes paisajes volcánicos de la península de São Lourenço, el entorno invita a la exploración. Este último rincón, de belleza singular, ofrece senderos panorámicos, miradores con vistas al Atlántico y a las Islas Desertas, y una rica biodiversidad que incluye aves marinas protegidas y plantas autóctonas. Quienes buscan una experiencia más intensa pueden embarcarse desde el puerto cercano para avistar ballenas, delfines y tortugas, o simplemente disfrutar de un baño bajo los acantilados volcánicos que definen esta costa majestuosa. En contraste con esa naturaleza salvaje, el resort se erige como un oasis de calma y hospitalidad, donde cada detalle invita al descanso y al placer.