Viajar por los antiguos caminos que unieron Oriente y Occidente es sumergirse en un recorrido lleno de historia, cultura y tradición. La famosa Ruta de la Seda en Turquía invita a descubrir un país donde las huellas del pasado aún se sienten vivas en cada ciudad, en los oficios artesanales y en la hospitalidad de su gente.
A través de Anatolia, distintas civilizaciones dejaron su marca en una tierra que fue punto de encuentro entre comerciantes, exploradores y viajeros de todas partes del mundo. Turkish Airlines, la aerolínea que conecta más países que cualquier otra en el planeta, propone revivir esa experiencia única con itinerarios que recorren paisajes históricos y rincones llenos de vida.
Desde tiempos antiguos, Anatolia fue un puente natural entre Asia y Europa. Por sus caminos circulaban sedas, especias y piedras preciosas que conectaban China, Persia y el mundo árabe con los mercados europeos. En la Edad Media, los puertos de Éfeso y Mileto en el Egeo, y los de Trabzon y Sinop en el Mar Negro, eran puntos clave para el comercio. Hoy, esas mismas rutas conducen a ciudades que conservan su encanto, como Erzurum, Sivas, Amasya, Konya o Estambul, donde el icónico Gran Bazar sigue ofreciendo seda artesanal y aromas de oriente.
La Ruta de la Seda también es un viaje a través de las tradiciones que resisten al paso del tiempo. Entre ellas, el arte del meddah, la narración oral que durante siglos entretuvo a los viajeros con historias de amor y aventura, y el Mevlevi Sema, el ritual de los derviches giradores que combina música y espiritualidad en una danza hipnótica reconocida por la UNESCO.
En cada parada, Turquía revela el valor de su arte y de sus oficios. Las alfombras tejidas a mano, los bazares repletos de colores y los talleres donde aún se conservan técnicas ancestrales muestran la esencia de un país que vive entre el pasado y el presente. Ciudades como Divriği, con su Gran Mezquita y Hospital, Safranbolu, con sus casas otomanas intactas, o Konya, cuna de la filosofía sufí, son destinos que permiten revivir la magia de aquellos tiempos en los que la Ruta de la Seda era el corazón del mundo.