A menos de una hora de Lisboa se esconde Alcochete, un pintoresco pueblo que combina historia, naturaleza y tradición. Rodeado por el estuario del Tajo, este destino invita a desconectarse del ritmo urbano y disfrutar de una escapada tranquila y auténtica. Sus calles empedradas, casas blancas con detalles azules y balcones floridos forman un escenario de postal que conserva la esencia del Portugal más genuino. En cada rincón se respira historia: fue aquí donde nació el rey Manuel I, “El Afortunado”, y donde la producción de sal marcó por siglos la identidad del lugar.
Hoy, Alcochete se ha transformado en un refugio de serenidad y encanto, ideal para quienes buscan experiencias diferentes. Entre sus atractivos se destacan las antiguas salinas, un espacio donde la historia se mezcla con la naturaleza. En el Parque Natural del Estuario del Tajo, hogar de flamencos, garzas y aves migratorias, los visitantes pueden disfrutar de caminatas, observación de aves y paisajes únicos. Pero sin dudas, la joya del lugar es la Praia dos Moinhos, una playa fluvial perfecta para relajarse junto al agua o practicar deportes como paddle surf, kayak y windsurf. Sus aguas calmas, el entorno natural y las vistas hacia Lisboa crean una atmósfera mágica, especialmente al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos dorados y rosados.
Pasear por el casco antiguo de Alcochete es viajar al pasado: la iglesia matriz de San Juan Bautista, del siglo XV, deslumbra con su portal manuelino y sus azulejos tradicionales, mientras las pequeñas plazas invitan a disfrutar de un café, dulces típicos o productos locales. Alcochete es un destino que enamora por su autenticidad, belleza natural y hospitalidad. Perfecto para quienes buscan una escapada de fin de semana, este rincón a orillas del Tajo demuestra que la verdadera esencia de Portugal se encuentra en sus pueblos, donde el tiempo parece detenerse y cada detalle invita a disfrutar.
Desde Lisboa, el trayecto es de unos 40 minutos por la carretera IP1, mientras que desde Évora el viaje dura aproximadamente una hora y diez minutos por la A6, una ruta con peaje que atraviesa paisajes de gran belleza y convierte el recorrido en parte de la experiencia.