Faltan casi dos meses para uno de los meses más festivos del año, diciembre y las vacaciones de Navidad con niños son la excusa perfecta para reconectarse con la ilusión, la fantasía y el espíritu festivo que solo se siente en estas fechas. Hay viajes que despiertan sonrisas y recuerdos inolvidables, acá, tres destinos que conquistan tanto a grandes como a chicos.
En Barcelona, la Navidad se vive con un toque único. Entre luces, tradiciones y personajes entrañables, la Ciudad Condal despliega toda su magia. Uno de sus protagonistas es el caganer, el simpático personaje del pesebre catalán que cada año sorprende con versiones de famosos de todo el mundo (desde Mick Jagger hasta el Papa Francisco). También está el Tió de Nadal, un tronco “mágico” que los niños golpean con bastones para que “cargue” regalos, una costumbre tan curiosa como divertida. Las calles se visten con un alumbrado espectacular, los mercadillos multiplican las opciones de regalos, y la cabalgata de Reyes se convierte en un desfile de ensueño con animales gigantes, plataformas móviles y miles de figurantes.
Si hay un viaje capaz de combinar aventura, paisajes y espíritu navideño, es un crucero por el Rin. Durante cinco días y cuatro noches, esta travesía invita a recorrer los mercados más encantadores de Europa. El viaje parte desde Estrasburgo, capital de la Alsacia y hogar de uno de los mercados más antiguos del continente, para continuar hacia Heidelberg, donde los carruseles y bosques invernales llenan de color el casco histórico. Luego llega Rüdesheim, con su “Mercado de las Naciones” y más de cien casetas de madera donde se pueden probar pretzels, galletas de manteca y el clásico Weihnachtsgebäck. La experiencia se completa en Coblenza, con su fortaleza de Ehrenbreitstein, y culmina en Colonia, donde la imponente catedral gótica se ilumina frente a uno de los mercados más bellos de Alemania.
Entre las montañas del suroeste alemán, Gengenbach parece sacada de una postal. Sus casitas de madera, los aromas a canela y vino caliente y su ambiente festivo la convierten en uno de los destinos más entrañables de Europa. Pero su mayor tesoro es el calendario de Adviento más grande del mundo, que cada año se despliega en el Ayuntamiento. Durante 24 días, las ventanas del edificio se transforman en obras de arte: cada jornada se revela una ilustración creada por artistas internacionales, acompañada de música, danzas infantiles y una atmósfera de pura magia.
Tres formas distintas de vivir la Navidad, con una misma promesa: despertar la ilusión, disfrutar en familia y volver a creer en la magia de estas fechas.