Dormir en una histórica estación de tren ya no es solo cosa de película. Canfranc Estación, A Royal Hideaway Hotel, es un exclusivo cinco estrellas ubicado en la emblemática Estación Internacional de Canfranc, con vistas imponentes a los Pirineos. Reconocido como el Mejor Establecimiento Hotelero en la Nieve en los Best Hotel Awards 2024, este hotel combina lujo, historia y paisajes únicos para una experiencia inolvidable.
Situada a los pies de los Pirineos, la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc fue la puerta de entrada de una multitud de viajeros procedentes de Europa. Este proyecto ferroviario, que unía Francia con España a través del túnel de Somport, se inauguró en los años 20. No obstante, sus años de actividad terminarían abruptamente tan solo cincuenta años más tarde.
Tuvo que pasar medio siglo para que las multitudes volviesen a cruzar las puertas de la vieja estación. Sin embargo, los viajeros que visitan Canfranc Estación ya no buscan entrar ni salir de España, sino dormir en el interior de un hotel cinco estrellas, alojados debajo de los mismos techos bajo los que antaño solían descansar los trenes.
El edificio, de planta alargada, se extiende a lo largo de 240 metros, a los pies de la sierra. Desde muchas de las 104 habitaciones pueden verse las imponentes siluetas de Peña Collarada y del Pico Anayet, cubiertos de nieve. Levantada al estilo de la Gare d’Orsay de París, la construcción se destaca por ser una joya de estilo neoclásico. Hecha de hierro, de cristal, de piedra y de hormigón, resulta imponente la primera vez que se ve, cerrando el paso los Pirineos como una suerte de muralla alargada.
Sin embargo, tras la primera impresión el lugar se torna acogedor, gracias a los tonos crema de su interior y al despliegue de servicios. Allí se puede disfrutar de un masaje relajante en el spa, de un baño en la piscina climatizada, de una visita guiada por el pasado de la estación e incluso de un menú de Estrella Michelin, todo eso sin salir del hotel.
Ubicada entre los imponentes paisajes de los Pirineos, la estación de Canfranc es una joya escondida. Y justo a su lado, el pequeño pueblo de Canfranc despliega todo su encanto. Rodeada de bosques y con apenas 600 habitantes, esta localidad serena parece sacada de una postal. Caminar por su casco antiguo, de raíces medievales, es dejarse envolver por una tranquilidad que acompaña cada paso.
En pleno corazón del pueblo, un antiguo puente medieval atraviesa el río Aragón. Por allí pasa también el Camino de Santiago, que sigue su curso sobre piedras centenarias entre verdes senderos llenos de vida. Para quienes buscan aventura y paisajes únicos, los alrededores ofrecen múltiples rutas de montaña que llevan a rincones naturales como el Valle de Igüer, el Valle de Aísa o la cima de Punta Magdalena.
Los amantes de la naturaleza pueden perderse por el Parque Natural de los Valles Occidentales: 27.000 hectáreas coloreadas de verde, azul y gris, que se visten con la exuberancia de la Selva de Oza y serpentean junto a los arroyos de Aguas Tuertas. Desde lo alto de la cima del Castillo d’Archer, con Aragón a nuestros pies, se puede sentir ser parte de algo más grande, formidable y casi mágico.
Además, los amantes de los deportes de riesgo pueden hacer una parada en la estación de esquí de Candanchú. Situada a quince minutos en coche desde Canfranc, sus lenguas nevadas son el lugar perfecto para conquistar los Pirineos a toda velocidad.