En viajes de larga distancia el tiempo que le dedicamos a las comidas es fundamental como un modo de entretenimiento, pero también puede ser una buena experiencia gastronómica.
Si bien las aerolíneas Low Cost están obligando a que cada pasajero se lleve su vianda o compre a bordo lo que vaya a consumir son muchas compañías aéreas las que todavía le dan al servicio de comidas un trato preferencial. Y no sólo en las clases superiores (Business o First Class), sino también en la Economy. Pero convengamos, casi son la excepción.
Tomando algunos recaudos y siguiendo algunos consejos de quienes ya hemos viajado muchas horas a bordo de los aviones, tal vez en su próximo vuelo tengan una mejor experiencia.
Si viajan con chicos es una buena idea llevar en su bolso de mano sus propias galletitas, snacks, frutas o quesos para el vuelo. Una botellita de agua o un cartón de jugo (¡pequeños!) es una buena idea no sólo para saciar la sed sino para mantenerse hidratado en el seco ambiente de los aviones.
Si sufre de alguna condición médica como celiaquía, diabetes o alergias, por favor acuérdense de solicitarlas no menos de 24 horas antes de su vuelo. Las empresas no suelen llevar platos sin sal o sin harina “por las dudas”, eso implica más costos que nadie quiere asumir en tiempos de vacas flacas.
Los vegetarianos o veganos así como quienes siguen las reglas de comida Kosher deben tener las mismas precauciones que en el caso anterior: solicitarlas entre 48 y 24 horas antes de la hora de salida del vuelo. Las compañías aéreas encargan sus servicios de comida a las empresas de catering un día antes, por lo que si avisan de su condición pocas horas antes no es seguro que pueda encontrar la comida solicitada a bordo.
Muchos viajeros frecuentes suelen pedir comida vegetariana, aunque no lo sean en verdad, para ahorrarse el triste dilema de “pasta o pollo” tan común hoy en día. ¡No es una mala idea!
Llevarse la propia comida a bordo era algo impensado hasta hace unos años, ahora no sólo es posible preparar un pic nic (en envases apropiados y teniendo en cuenta que no sean muy “olorosas” para no causar malas reacciones de los demás pasajeros) es posible. Una tortilla, porciones de tarta, empanadas, queso, snacks, nueces, almendras, frutas o sándwiches son muy apropiados, eso sí siempre en frío.
Si no tuvimos tiempo de preparar comida para llevarnos en el vuelo y nos enfrentamos a 12 largas horas cruzando el Atlántico hasta Londres o Barcelona, ahora en Ezeiza muchos de los locales gastronómicos les prepararán un servicio de comida apto para subir al avión. Uno de ellos es Fausto Wine Bar en la terminal C que ofrece deliciosas “picadas” o sándwiches para degustar en el local o llevar al avión. Además se sumaron 10 máquinas expendedoras en cada área, donde se pueden comprar productos a partir de un valor de $20. Adicional a esto, se instalaron 7 máquinas con productos integrales de la cadena Hausbrot.