Las Cataratas del Iguazú son las grandes embajadoras de la naturaleza argentina en el mundo.
Esta gran maravilla natural no es solamente nuestra ya que la Garganta del Diablo es el límite entre Brasil y Argentina, el hecho de que más de 270 saltos se ubiquen dentro del Parque Nacional Iguazú, la convierten en la gran protagonista de las promociones de Misiones y del país. Hay un dicho que dice que si bien las mejores vistas se tienen desde el lado brasilero, se viven con toda intensidad desde el lado argentino.
Pero sea como sea es uno, y fuera de toda broma, somos los orgullosos custodios de uno de los atractivos turísticos sudamericanos que ha merecido ser reconocido por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, y que fue elegido en una votación global por internet, allá en el año 2011, como una de las 7 Maravillas Naturales de la Humanidad.
¿Porqué se han ganado tanta fama? Las respuestas pueden ser muy variadas. Trataremos de responder a ese interrogante.
El Parque Nacional Iguazú fue creado en 1934. Está ubicado en el Noroeste de la Provincia de Misiones y ocupa una superficie de 67.000 hectáreas.
Esta porción de selva subtropical es, sin lugar a dudas, uno de los ambientes naturales más ricos de la Argentina. Alberga alrededor de 2000 especies conocidas de plantas, la tercera parte del total de las especies de aves argentinas (450) e innumerables insectos. De la fauna más representativa se pueden mencionar a los valientes vencejos, unas aves pequeñas de color negro, que cruzan las caídas de agua para llegar a sus nidos en las rocas detrás de las cascadas; también se pasean por el verde de las ramas los tucanes con sus picos multicolores, los simpáticos coatíes, pequeños monos y millones de mariposas.
El río Iguazú tiene una extensión total de 1320 kilómetros y casi en su desembocadura con el Paraná (a sólo 23 km) se ensancha hasta alcanzar los 1500 metros encontrando en su paso una falla geológica en forma de U que obliga a las aguas a salvar el abrupto desnivel creando los 275 saltos de agua de entre 40 y 80 metros de alto que se conocen con el nombre de Cataratas del Iguazú.
Y es precisamente esta gran maravilla formada por una falla geológica, por donde el río Iguazú arroja su imponente caudal desde 70 metros de altura a través de 275 saltos y a lo largo de 2,7 km. El límite con Brasil pasa por la Garganta del Diablo, en el que la caída de las aguas crea múltiples arco iris.
Si bien esa es la explicación geológica también existe la leyenda de los Guaraníes, habitantes originarios de la tierra misionera, quienes sostienen que las Cataratas del Iguazú fueron obra de los celos de un dios que se enamoró de una bella muchacha llamada Naipú. Esta jovencita vivía a orillas del río y despreció al Dios porque prefirió los amores de un mortal, quienes para escapar de su furia decidieron marcharse a bordo de una canoa. Al ver esto el dios creó las Cataratas con el fin de detener su avance.
Luego de ingresar al Parque Nacional los visitantes pueden desplazarse a pie o a bordo del Tren Ecológico que llega hasta la Primera Estación donde da inicio el Circuito Superior y que después de un corto tramo llega a la segunda y última parada: La Garganta del Diablo. Se trata de una formación que es impulsad a gas Licuado por lo que no contamina y que circula a no más de 18 kilómetros por hora con un impacto sonoro muy bajo. Sus coches son abiertos para que el pasajero pueda experimentar los sonidos, la temperatura y el ambiente selvático en su totalidad.
Quienes realicen el Circuito Superior recorrerán unas pasarelas que se extienden por 1100 metros y se ubicarán justo sobre el río allí donde empiezan los saltos, es decir casi sobre el borde del acantilado en una vista impactante que permite apreciar la altura que tienen. Este tramo es totalmente accesible para personas con dificultades motoras o familias con coches de bebés.
Se conocen de cerca los saltos Dos Hermanas, Chico, Ramírez, Bosseti y Adán y Eva, entre los más conocidos.
Uno de los momentos más impactantes es el paso por sobre el Salto San Martín, el segundo más importante de todas las Cataratas. Es el punto mirador con mejor panorámica de todo el Parque.
La variante del Circuito Inferior parte desde el Centro de Informes y llega a los pies de las Cataratas. En el trayecto se descubren saltos más pequeños y el primer baño con la realidad (en realidad el primer baño con el agua que salpican los saltos) lo encontrarán en el Salto Bosseti. Más adelante es posible ver la Isla San Martín justo enfrente a la que es posible cruzar en lanchas. El circuito finaliza en el balcón Bella Vista desde donde es posible admirar el cañón del Iguazú con la bruma de la Garganta del Diablo al fondo.
El tren ecológico llega después a La Garganta del Diablo. Contemplar la caída de agua de unos 80 metros de altura provoca las más encendidas emociones. Nadie queda indiferente.
Resulta imperdible pasear en bote, en las aguas tranquilas río arriba. Y para quienes sienten placer en la aventura, un viejo camión acondicionado para trasladar pasajeros es el vehículo ideal para atravesar la selva y emprender el recorrido de seis kilómetros internándose en la espesura. El final reserva adrenalina pura cuando el contingente aborda una lancha y remonta el río hasta llegar al punto exacto de la caída de agua, que en forma brutal rebota en la superficie y golpea a la embarcación y empapa a la tripulación.
Y si esto fuera poco, y la estancia coincide con noches de luna llena, la visita a la Garganta del Diablo por la noche cobrará un romanticismo inesperado. La selva se tiñe de plateado y las sombras se alargan hasta límite impreciso de un sueño mientras el abismo se cubre de aguas que platinadas caen a la nada.
La Isla se encuentra al pie de las Cataratas. Posee un aspecto único con costas de arena y piedras negras, paredones rojos que ganan altura y una selva tupida que lo cubre todo. Cuando el visitante llega a la isla, la alternativa para conocerla es inevitable: hay que subir los 190 escalones que nos llevan a tres senderos que tienen como destino los miradores panorámicos de todos los saltos. Casi nada.
Desde allí se logran las mejores fotos del Parque Nacional Iguazú, y se disfrutan las Cataratas desde adentro, como si fuésemos parte de ellas.
Si bien miles de personas por día realizan el recorrido tradicional que finaliza al atardecer, solo unos pocos privilegiados pueden disfrutar de una visita nocturna. Este paseo se realiza cinco veces por mes, ya que depende exclusivamente de la presencia de la luna llena, que será la única fuente de luz en el lugar.
Esta excursión de dos horas y media permite conocer los entretelones del destino. Aunque el trayecto es el mismo que se hace ante la claridad del sol, las rutinas de los animales cambian cuando el parque oscurece. Muchos de ellos salen a buscar alimentos y el ambiente se transforma totalmente y adquiere mayor vida.
El recorrido tiene cupos limitados. Se realizan tres turnos, y a cada uno asisten 120 personas acompañadas por un guía que va exponiendo la diferencia de apreciar el lugar por la noche.
Con la recomendación por parte de quienes conducen la travesía de mantener los teléfonos y los flashes apagados para no alterar la luz natural, los visitantes realizan el circuito de la Garganta del Diablo, a la que se llega por medio del tren ecológico.
Es el paseo más completo de los tres que ofrece la empresa concesionaria. La excursión Gran Aventura comienza en el Centro de Visitantes: desde allí arranca el recorrido en vehículos especiales por el Sendero Yacaratiá, que permite apreciar la selva en todo su esplendor, con su fauna y flora. Conducidos por guías bilingues -español e inglés-, uno podrá admirar de cerca a coatíes, tucanes o incluso, con un poco de suerte, a algún jaguareté.
Después de cinco kilómetros, se arriba a Puerto Macuco, donde se toman los gomones (aunque en realidad son lanchas) para navegar hacia el interior del cañón del Río Iguazú. Desde la lancha se aprecian los saltos del lado brasileño y argentino con panorámicas desde el agua que son emocionantes.
El tour culmina con una impresionante vista de la Garganta del Diablo y del Salto San Martín. La navegación desembarca en el puerto que se encuentra frente a la isla San Martín desde donde se accede al Circuito Inferior.
Con una duración aproximada de una hora, es un paseo restringido para mujeres embarazadas y personas con problemas de columna o cardíacos. Y vale aclarar que se puede hacer en dirección inversa, es decir desde el embarcadero frente a la isla San Martín hacia el Puerto Macuco y terminando en el Centro de Visitantes.
Conocida como la hermana menor de la Gran Aventura, la travesía mantiene el mismo nivel de emoción que la anterior, aunque es elegida por muchos visitantes ya que se requiere menos tiempo. Además de esto, la excursión es más económica que la otra. Es un paseo ideal para combinarlo con la visita a la Isla San Martín.
El paseo comienza y finaliza en el embarcadero que se encuentra frente a la Isla San Martín y desde allí se recorre en las embarcaciones (gomones) el salto Tres Mosqueteros, el Cañón del Río Iguazú y el imponente salto San Martín (segundo en caudal). Según como le dicen los locales, frente a este salto uno podrá ser “bautizado”: el gomón se enfrenta a la cascada San Martín -la mayor que una lancha puede enfrentar-, salpicando a los visitantes hasta empaparlos de felicidad.
El Paseo Ecológico es muy tranquilo y permite contemplar la naturaleza. La excursión se lleva a cabo en botes a remo. Se realiza desde la Estación Garganta del Diablo navegando río abajo por más de dos kilómetros y medio. La flora y fauna ribereña pueden descubrirse de cerca gracias a la ayuda a de expertos, que van comentando cada aspecto digno de resaltar. Muchas veces se observan diferentes animales como coatíes, monos y yacarés. El paseo termina en el embarcadero de Tres Marías, cerca de la Estación Cataratas.