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Viajo con películas: Echale la culpa a Río

Viajo con películas: Echale la culpa a Río

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Río de Janeiro, la ciudad del Carnaval por excelencia, es también el lugar donde se han desarrollado hasta las comedias más picantes de Hollywood.

Todo comienza con dos ejecutivos que deciden irse con sus familias a Rio de Janeiro para pasar unas vacaciones, con el pequeño detalle de que uno está divorciándose y el otro está al borde de la separación, aunque no sospechaba nada hasta el momento de armar las valijas, cuando su esposa le dijo que, mientras él se iba a Río, ella iría a pasar un mes en Club Med en Bahia. 

Por eso, mediante un vuelo de Varig, y un tramo en vehículo, quienes llegan a la casa de veraneo soñada de Rio de Janeiro, bajo el Pan de Azúcar, son Matthew Hollis (Michael Caine) –cuya esposa, Karen (Valerie Harper) es quien se fue a Bahia-, su socio Victor (Joseph Bologna) y sus respectivas hijas: Nikki (Demi Moore) y Jennifer (Michelle Johnson).

Lo que parece ser un viaje inocente y un tanto aburrido para Matthew, solo con el sobresalto de ver chicas haciendo topless en las playas -incluida a su propia hija y a la hija de su amigo-,  toma otro color cuando va a buscar a las jóvenes a un casamiento playero en el que se colaron al anochecer. 

Playa y excitación

Allí empieza el enredo tras tener un encuentro cercano –muy cercano- con la hija de Victor, que le valió a Michelle Johnson el mote de lolita de Hollywood en este, su film debut, “Blame i ton Rio”, de 1984. 

El resto de la historia está en la cinta, pero el contexto es el mismísimo Rio de Janeiro de los ‘80, con sus autos andando a toda velocidad y la música sonando en todos los rincones. Uno de los recursos más utilizados en la película es, justamente, el uso de la música, ya sean sambas o ritmos de bossa nova, con músicos que van caminando por el mismísimo set, cruzándose con los actores.

La película gira en torno a un hombre de mediana edad que está hastiado de su rutina, al igual que su mujer, y Rio es la excusa para hacer explotar todo lo que se había reprimido durante años. ¿Sucederá así en la vida real siempre que se va a la ciudad carioca?

Lo cierto es que desde que Michael Caine –mejor dicho, Martthew- puso un pie en Río, no pudo evitar cambiar su forma de ver la vida y, eso sí es algo que genera la playa de la ciudad donde nació la bossa gracias a la creatividad de Tom Jobim y VInicius de Moraes, y a la despampanante belleza de la garota de Ipanema.

Algunos detalles

La película fue dirigida por el veterano Stanley Donen, quien en los 40’s y 50’s no solo fue director de cine, sino también coreógrafo. Él dirigió nada menos que a Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia y a Fred Astaire en Royal Wedding, película que tiene la famosa escena del artista bailando por las paredes y el cielo raso de una habitación. Sin embargo, su trabajo más reconocido, quizás sea Charade, con Cary Grant y Audrey Hepburn.

Por su parte, el guión estuvo a cargo del por ese entonces novato Charlie Peters y el experimentado Larry Gelbart, quien escribió la afamada serie M.A.S.H., adaptada del film homónimo.

Como poseído por la Pomba Gira, el personaje que interpreta el actor británico, es seducido por la hija de su mejor amigo, un guión que en estos años sería reinterpretado de otra manera, pero que en los ‘80s parecía ser el deseo más profundo de los guionistas de Hollywood, y de la mayoría de los hombres. De hecho, en la Argentina, hubo un programa televisivo que siguió esa lógica con un sketch que interpretaban Guillermo Francella y Julieta Prandi, el cual también sería sometido a una revisión en los tiempos actuales signados por la lucha contra la violencia de género y la pedofilia.

Este texto pertenece a la campaña de Ciudadanos Viajeros para viajar sin romper la cuarentena obligatoria, bajo la consigna #YoMeQuedoEnCasa. Para seguir leyendo sobre otras películas ingresá acá.

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