Cuba es historia, sol, playa, postales, paisajes. Casas bajas, autos antiguos. Modelos clásicos. Modos cotidianos. Es su gente, su amabilidad, sus sonrisas y su frescura. Su cortesía a flores de piel. Su disposición. Es todo eso. Es más. En su extensión, la Isla brilla, encandila con su belleza, con su clima y costumbres. Atrae a ciudadanos de todo el mundo, los revoluciona. Los hace propios. Interpela. Deja una marca. Vuelvan o no, los turistas se llevan una parte de Cuba. Su amor, su cariño, su ritmo. Su vida, apacible y amena. Algo siempre hay, algo siempre está. Pero Cuba también es su gastronomía, con bocadillos típicos y la coctelería tradicional. Una mixtura, donde imperan la presencia de sabores, fragancias y colores.
Especialistas en la materia plantean que la base de la comida local está fuertemente relacionada con la cocina española. En parte, porque sumó muchísimo ingredientes a las recetas, como así también ordenó su preparación. Aunque el tiempo se encargó de acomodar las cosas: debido a la dificultad o impedimento para conseguir algunos elementos, con los años se fueron reemplazando por productos autóctonos. Dándole de esa forma otro cariz, menos europeo. Más latino. Más cubano.
Debido a su clima y geografía, en Cuba abunda una determinada materia prima. Pero sobresalen aquellos productos marino, como los diferentes cortes de carne. Asimismo sus vegetales, legumbres y frutas son muy característicos, propios de un lugar en el que siempre brilla el sol.
Si en la Argentina uno de los platos típicos es la milanesa con papas fritas, podría afirmarse que su par cubano es el es arroz, frijoles negros, ensalada de estación, carne de cerdo asada o al jugo y plátanos fritos. Esto no quita que haya variedades, variantes y combinaciones. Todo es permeable, todo se puede conversar.
La cocina cubana también fue altamente influenciada por una corriente africana: siglos atrás, durante la época de la esclavitud, los cocineros solían ser esclavos. Según cuentan, todo esto afectó mucho a la forma de preparar los platos. Obviamente, sumó ingredientes y colores, como el ñame, una suerte de tuberculo
No obstante, diversos historiadores de la gastronomía cubana confieren que el país recibió durante muchos años a una incontable cantidad de inmigrantes chinos, que hicieron su aporte a la gastronomía local. Tal vez, el elemento más destacado sea la guinda, una fruta que también se consigue en la Argentina, aunque no es tan común en la preparaciones.
Repasado el ADN de la gastronomía cubana, ahora van unas sugerencias. Si de infaltables se trata, un itinerario por la Isla no puede prescindir de alguna de estos platos, fáciles de encontrar y al alcance de todos:
-El Congrí: está compuesto por frijoles colorados, carne de cerdo, chicharrones, panceta y arroz.
-Moros y Cristianos: es arroz con frijoles negros estofados.
-Lechón: Se sirve asado o frito.
-Mandioca con mojo: cocinada con una salsa hecha con aceite, ajo, sal, pimienta y limón.
-Ajiaco: es una especie de guiso carne salada acompañada con vegetales, maíz, bananas verdes, papas, etc.
-Langosta enchilada: se trata de un plato típico que solo comen los turistas.
-Tostones: trozos de banana verde aplastados y fritos.
-Ropa Vieja: vegetales con carne.
Más allá de los lugares típicos y puestos ambulantes, en la Isla también se hallan las conocidas “Paladares”, restaurantes y cafeterías privadas. Ojo: en Cuba, el significado de las palabras "sandwich" y "bocadillo".
Como parte de un lavado de cara, esta temporada se implementó en La Habana una “Ruta de tapas”, de la cual participaron varios establecimientos clásicos, que amoldaron su propuesta a esta flamante iniciativa.
De esta forma, por ejemplo, se ofreció Aipirí en Tatagua, una tapa de ropa vieja de carnero sobre un timbal de boniato elaborado con mantequilla y leche evaporada es una delicia para el paladar destinada a los amantes de las carnes.
O una Bruschetta Criolla, que contiene dos tostones, uno con ceviche y pico de gallo y el otro con ropa vieja de res entomatada, puede convertirse en el montadito perfecto de una noche calurosa de verano.
Al margen de la comida, Cuba también es reconocida por sus bebidas. No en vano Ernest Hemingway inmortalizó la coctelería local. El destino, entonces, es destacado por mojitos, ron collins, daiquirís y piña colada se consumen a diario.
Casualmente, existe una gran cantidad de marcas de ron, cada una de ellas incluso tiene diferentes gamas y calidades. Tal vez, la más destacada sea Havana Club, y un escalón más abajo se encuentran Caribbean Club, Matusalén, Caney, RonV.C., Varadero, Bucanero, Bocoy y Paticruzado.
Al igual que ocurre con los platos y la dialéctica, acá es importante resaltar que la graduación es diferente a la de otros países. De hecho, suele ponerse el equivalente a la europea. Por ejemplo, una bebida de 12 º cubana es equivalente a una 5,5º en España. Así que atentos.
No obstante, y a raíz de su historia, La Habana recibió la distinción que la convierte en la Capital Iberoamericana de la Coctelería durante el año 2018.
De acuerdo a las opiniones de los turistas, la plataforma TripAdvisor elaboró un ranking con los diez mejores restaurantes de La Habana. De esta forma, colocó en el primer lugar a Elizalde, que además de la coctelería, su “rico café” es uno de los muchos atractivos que lo hacen un sitio de referencia.
El podio lo completan Habana 61 (“un rincón pequeño y selecto de la Habana Vieja”, de acuerdo a los viajeros) y 5 sentidos, que se caracteriza por su mojito y excelente atención.
En Cuba también brillan los licores de fruta. Además de ser deliciosos y de saciar más de una garganta, también son utilizados para condimentar ensaladas. En otro orden, los jugos tropicales también cuentan con su fama: el jugo de caña, el de guarapo y el agua de coco son los más populares de la isla.
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