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Conoce Marsella de la mano de ésta peli

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La película ‘Cuestión de sangre’, de Tom McCarthy, nos lleva de Oklahoma a Marsella. Y Matt Damon es nuestro guía. Nuestros ojos.

Matt Damon dice que si fuera más joven y se tuviera que mudar a Francia, viviría en Marsella. A las órdenes de Tom McCarthy, el actor rodó en el verano de 2019 Cuestión de sangre (estreno en cines 13 de agosto), en la que interpreta a un roughneck de Oklahoma. Un midwestern profundo que trabaja en el sector del petróleo en un suburbio comido por el paro y la pobreza, sobrevive encerrado en un mundo de horizontes cortos hasta que una desgracia familiar le obliga a cruzar el Atlántico. Su hija (interpretada por Abigail Breslin) ha sido condenada en una prisión de Marsella, acusada de matar a su pareja y compañera de piso. Damon, como Bill Baker, decide ir a visitarla, llevarla ropa y algunas cosas personales.

Al llegar a Marsella, lo del lost in translation se queda corto. Este americano, que todos juzgaríamos como votante de Trump (él mismo no lo desmiente, solo dice que no puede votar porque estuvo en la cárcel), dice hasta con dificultad “merci”. Va con el “yes, ma’am” por delante y la cabeza baja, se siente extraño, pero destaca aunque no quiera: su gorra, sus botas de obrero americano, su perilla.

No pasa desapercibido.© EOne

“La idea era que Bill probablemente nunca había viajado fuera de los Estados Unidos, y mucho menos a un lugar tan poco conocido para él como pudiera ser Marsella”, explica Phil Messina, director de arte de la película, encargado de encontrar las localizaciones y de transformar algunas. La cosmopolita y efervescente Marsella es completamente lejana y ajena para él. El director y guionista Tom McCarthy (ganador del Oscar por Spotlight) la escogió a propósito. Quería algo opuesto a ese pueblo de Oklahoma (Stillwater, como el título original en inglés) y, además, se había enamorado de la ciudad portuaria, primero a través de las novelas de Jean-Claude Izzo y después, en persona, buscando un lugar para situar el guion que había empezado 10 años atrás y que retomó en 2016 con la llegada de Trump al poder, horrorizado por la polarización de su país y del mundo.

La luz de la Costa Azul.© EOne

Cuestión de sangre, de hecho, envuelta en un argumento de thriller negro y drama familiar envía un mensaje de empatía y de la apertura de mente que se consigue viajando, saliendo de casa. Damon no hace de otro Bourne más. La película es un espejo frente a nuestro hoy. Una metáfora que McCarthy explotó también en su manera de rodar. “En Oklahoma, usamos plataformas rodantes y soportes, y se utilizan otras lentes”, cuenta el director. “Quería rodar de cierta manera para que se sintiera el peso y el estancamiento de la vida de Bill en Oklahoma”. Planos fijos, cerrados que transmiten su soledad y su cerrazón. “Luego llegamos a Marsella y quiero que se sienta la energía de la cámara en mano y la vitalidad de esa ciudad. Sirve para diferenciar los dos mundos con los que estamos tratando”, termina.

“Stillwater es llano, con mucho espacio y calma”. En cambio, Marsella sube desde el mar, es complicada, ruidosa, con rostros de muchos países distintos. Y tiene una luz. Esa luz. “Parte de la razón por la que me encanta Marsella es la luz; hay una razón por la que el sur de Francia ha atraído a pintores desde hace siglos. Queríamos reflejar eso”, justifica el cineasta que, para que los franceses no se le echaran encima, contó como coautores del guion con dos pesos pesados del cine francés: Thomas Bidegain y Noé Debré (habituales de Jacques Audiard).

Las callejuelas de Marsella.© EOne

Marsella no solo es un personaje más, es protagonista. Está en primer plano, mientras Bill (Damon) se mueve por ella, intentando pasar desapercibido, trabajando entre otros inmigrantes, buscando justicia para su hija. No es una Marsella turística, idealizada, es una Marsella muy real, vivida y realista.

Entre los lugares que paseamos de la mano del actor: está el suburbio de Kalliste, un barrio al norte de la ciudad de enormes bloques de pisos deteriorados donde viven distintas culturas inmigrantes. “Una vez que te encontrabas allí, en todo el meollo, era como un mundo en sí mismo”, dice Messina. “Había una torre que se estaban preparando para demoler, así que estaban tirando cosas por las ventanas, como camas y muebles. Era un entorno devastador en el que encontrarse. Lo que más nos chocó a Tom y a mí el primer par de veces que fuimos a verlo es que hay un nivel de normalidad durante el día que cambia por completo durante la noche. Es una comunidad. Es multidimensional. Tom no quería caer en la idea de que es un lugar horrible donde solo pasan cosas malas. Allí también hay buena gente”.

Matt Damon y Tom McCarthy.© EOne

Si hay prejuicios, vuelan en las dos direcciones en la película: contra el cliché de francesa liberal que interpreta Camille Cottin y contra el americano profundo de Matt Damon. Cuestión de sangre es, precisamente, ese sopapo a terminar con los prejuicios y los juicios. Y no hay mejor lugar que hacerlo que en Marsella. En sus calurosas calles y en su tumultuoso Stade Vélodrome, sede del Olympique de Marsella.

“Marsella es una ciudad increíblemente hermosa y luego sales de ella, y te encuentras las Calanques, que son como unos cañones asombrosos que el agua ha horadado a lo largo de los años –donde Bill y su hija se reconcilian–”, dice Matt Damon. “Espero que la película parezca una oda a Marsella, porque es un lugar verdaderamente especial”.

Matt Damon y Camille Cottin, la cara rica de Marsella.

Fuente: traveler

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