La hospitalidad italiana y la elegancia francesa se combinan en el nuevo hotel Bulgari ubicado en pleno ‘Triángulo de Oro’ de París.
Fabricante de algunas de las joyas más deseadas del mundo, quizás sea este el motivo por el que los hoteles Bulgari tienen una atención casi obsesiva a los detalles. Con cristales de Lalique, obras de arte de Gio Ponti, gastronomía de Niko Romito y diseño de Antonio Citterio y Patricia Viel, acaba de abrir sus puertas su séptimo establecimiento, primero en París y, por supuesto, el más chic de la colección.
Ubicado en el número 30 de la avenida George V, dentro del ‘Triángulo de Oro’ de la capital francesa entre el Sena y los Campos Elíseos donde se dan cita las grandes firmas de la moda y el lujo, el Bulgari Hotel Paris es la mezcla perfecta entre el glamour italiano y la sofisticación parisina, además de la escapada más romántica del invierno.
El estudio italiano de Antonio Citterio y Patricia Viel proyectó, en colaboración con el francés Valode & Pistre, un lugar que representase el diálogo entre ambas culturas a los dos lados de los Alpes, pero también entre la arquitectura contemporánea y el diseño clásico.
Así, mientras los ventanales de dos pisos evocan los palacios aristocráticos diseñados por Andrea Palladio durante el Renacimiento italiano, el revestimiento de piedra de la fachada remite a la arquitectura característica de París que puede verse en edificios desde el Louvre hasta el Petit Palais y el Trocadero.
También se imprime en el exterior el patrón de la firma Parentesi inspirado en el pavimento de Roma y utilizado en la colección de joyas del mismo nombre de Bulgari, que corre por la fachada. En el suelo, dos estrellas de ocho puntas inspiradas en las famosas de la Piazza del Campidoglio que fue replicada en la tienda Bulgari de Roma dan la bienvenida a los huéspedes.
Ya en el interior, un total de 76 habitaciones y suites encarnan el espíritu de lujo con el sello Bulgari. Libros, fotografías y obras de arte de Gio Ponti consiguen trasladar la sensación íntima de estar en un apartamento privado. En los baños saluda la constelación Bulgari Serpenti grabada en cristal, que replica la técnica desarrollada por el maestro René Lalique.
La indiscutible joya de la corona es el Penthouse Bulgari, una habitación de 400 metros cuadrados con ventanales de suelo a techo que se extiende por los dos pisos superiores del hotel –conectados por una escultural escalera- y que ofrece otros 600 metros cuadrados de terrazas, así como un jardín de uso privado.
En la azotea, entre plantas mediterráneas y árboles frutales se obtiene una vista panorámica 360º de los más famosos monumentos de la capital francesa, con la Torre Eiffel, el Sacré Coeur y el Grand Palais casi en la punta de los dedos.
Y no es todo, el penthouse, que puede reservarse desde 35.000 euros la noche, dispone también de comedor acristalado, dos cocinas, bar propio, hammam, gimnasio, estudio, sala de estar y vestidor, todo ello revestido de los más ricos materiales que van del cuero al mármol, y adornado con jarrones de Gio Ponti, láminas de Irene Kung, lámparas de cristal de murano de Barovier & Toso o kilims turcos.
El chef Niko Romito, galardonado con tres estrellas Michelin por su restaurante Reale en la región de Abruzzo en Italia, es el responsable del apartado gastronómico del hotel, para lo que se centra en los ingredientes y características esenciales de la cocina italiana pero combinados con nuevas técnicas.
Oculto a la vista, según los arquitectos el restaurante “se abre como un invernadero a un jardín secreto”. Esto le permite, no solo inundarse de la luz del día, sino también de las fragancias de la noche.
Maderas de roble y arce, grandes espejos, sofás y lámparas diseñados a medida favorecen lo íntimo por delante de lo espectacular haciendo de este lugar un remanso de paz perfecto para socializar delante de la famosa lasagna de verduras del chef, de un risotto que se derrite en la boca o de unos spaghetti e pomodoro como nunca has probado.
También rinde homenaje a platos franceses como el blanquette de veau, un plato de ternera estofada con zanahorias y salsa o el lenguado a la meunière (solo disponibles en el servicio de habitaciones).
Todo se sirve en exquisitas porcelanas Heritage Ginori 1735, cristalerías de Salviati y platería de la propia Bulgari.
El Bulgari Bar es, por su parte, el lugar ideal para reunirse en torno a una copa preparada por expertos mixólogos comandados por Leonardo Zanini y, por supuesto, rendir pleitesía a la costumbre tan italiana del aperitivo.
El spa es una oda a la antigua Roma y al papel que los baños tenían en su cultura. Aquí toma forma en un espacio de 1.300 m2 en dos niveles con piscina de 25 metros enmarcada en impresionantes mosaicos que evocan los baños de Caracalla (que también han servido de inspiración a las joyas de Bulgari, concretamente en la colección Divas Dream).
Salas de tratamientos, gimnasio, salón de belleza y peluquería, abiertos a clientes alojados y no alojados, hacen del lugar una nueva dirección de visita obligada en París.
Coches de Maserati para los traslados de los huéspedes y un servicio de cuidado del calzado por parte de la firma Berluti son otros de los exclusivos servicios de este nuevo oasis parisino del lujo yla exclusividad.
Fuente: Bulgari